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"Comportamientos que indican bajos niveles de bienestar en los animales"

Agatha Gosch, creadora del paraíso Canino La Ciénega, en Querétaro, me envió hace unos días una petición de información al respecto de estos temas, pues una amiga suya tendrá una intervención hoy durante un evento en la Universidad Autónoma de Querétaro.

Con gusto aporté estas ideas para exponer en dicho foro.

Para ustedes, primero que para nadie.

Perdonen la ausencia, les envío saludos!!


"Comportamientos que indican bajos niveles de bienestar en los animales"


A veces se citan como ¨patológicos¨ los trastornos del comportamiento que presentan nuestros animales de compañía. Sin embargo no lo son así pues la Patología es la ciencia médica que estudia las causas y síntomas de una enfermedad.

En el caso de los trastornos conductuales o etológicos que se presentan en los animales a causa de un entorno no satisfactorio, en cuanto a sus necesidades básicas y lugar ético para su especie, no son en si una enfermedad, sino una serie de signos que nos definen una conducta inadecuada, a menos , claro que los síntomas se deriven de un factor fisiopatológico probado.

Un animal de compañía con trastornos en la conducta genera estados de ansiedad en su círculo social que en ocasiones tienen como resultado situaciones inadecuadas al entorno presente y, por ende, resultan en la incomodidad y, se puede decir, infelicidad del animal, en especial aquellos que son de compañía al hombre.

Con esto quiero puntualizar que los comportamientos o conductas inadecuadas en el entorno humano que presentan los animales como consecuencia de la ignorancia, maltrato, la indiferencia o el abandono, no son enfermedades, pues no hay agentes patógenos que las causen, sino que estamos ante trastornos etológicos que requieren, al igual que las enfermedades, de la realización de una historia clínica conductual, la observación de los signos o síntomas, un estudio adecuado de las posibles causas subyacentes ( en ocasiones fisiopatológicas), de origen orgánico o neuroquímico, por ejemplo.


Se debe hacer una observación cuidadosa para realizar un diagnóstico, pronóstico y tratamiento etológico utilizando técnicas varias para la modificación de la conducta y , si es el caso, apoyándose en algunos fármacos como ansiolíticos, antihistaminas, beta-bloqueantes, antipsicóticos, benzodiazepinas, antidepresivos y otros.

Personalmente, prefiero tratar a los animales de compañía, si el caso no es extremo, con sustancias naturales ( es decir, no de patente) provenientes de las hierbas y sus sustancias activas concentradas en la homeopatía y la herbolaria, las cuales son de probada eficacia.

¿Problemas relacionados con la alimentación?.


Existen los comportamientos inadecuados relacionados con la forma y tiempo de alimentarse. Estos trastornos pueden ser consecuencia, por ejemplo, de la obesidad ( más del 25% de los perros con dueño están excedidos), padeciendo estos animales de las mismas consecuencias cardiovasculares y demás riesgos que suceden en nosotros los humanos, agravado, claro, por las edad del animal. Tristemente, son los dueños quienes permiten que sus animales sean obesos. Por lo que más que tratar al animal…hay que tratar al dueño.

En la práctica etológica éste no es el único caso en el que hay que comenzar con ellos, los humanos.

Otros trastornos relacionados con la dieta son la coprofagía, la pica que es el ingerir con ansiedad sustancias NO alimenticias ( hule espuma, madera, plásticos, etc.), ingesta melindrosa, comer compulsivo y pérdida del apetito.

Influencia Fisiológica de la dieta en el comportamiento.

Desde hace mucho se sabe que hay una relación estrecha entre la dieta y la conducta, pero, la verdad es que se han realizado muy pocos estudios científicos al respecto que arrojen conclusiones significativas.

El pensamiento generalizado cita que , por ejemplo, las proteínas, su calidad y cantidad de ingesta tienen una influencia determinante en el grado de agresividad o sentido depredador en cánidos y felinos. ¿Son realmente las proteínas tan sospechosas?... Si.

Este es uno de los fundamentos científicos que arrojan cierta luz sobre la relación de las actitudes violentas con el hábito comer carne.

Se ha indicado que las dietas altas el carne producen niveles reducidos de serotonina, pues los aminoácidos que contiene compiten con el triptófano ( a partir del cual se forma la serotonina).

En algunos animales los niveles bajos de serotonina han sido asociados con las conductas agresivas, en el caso de los perros,con la agresión de tipo territorial y se ha comprobado que puede reducirse si se ingieren menos proteínas, pues dicha agresión es consecuencia del miedo, respuesta en la cual la serotonina es protagonista.

Asi que, el razonamiento de que las sustancias que se ingieren pueden afectar el comportamiento no es ilógico.

Sin embargo,en otro tipo de comportamientos, nada prueba que comer tal o tal dieta haga que un individuo sea, por ejemplo más o menos ansioso, melindroso, obsesivo, si no que todo apunta a que, quizá, no ha sido bien adiestrado o ha sido tan tremendamente ¨humanizado¨ que el animal ahora es dependiente de un horario, una comida, una hora, una ( o unas) personas.

La mayoría de los cuadros conductuales que presentan trastornos etológicos tienen como origen las experiencias que el individuo toma de su entorno.

Ansiedad de la separación

Este trastorno conductual, tan frecuente en los consultorios etológicos, es el coco de la mayoría de los dueños que acaban de adquirir o adoptar un perro de familia. También lo es en los dueños que creen proveer a su animal de compañía de todo o que necesita, sin embargo, la experiencia prueba que la sociabilización y el vínculo afectivo con su perros de familia o con el gato de la casa es insuficiente y ello leva al animal a presentar un cuadro dentro del que muchos animales encuentran la muerte todos los años.

En estos casos, si, este es un trastorno potencialmente mortal, más no por la naturaleza del animal o el cuadro, si no por la negligencia del hombre.

En América de norte y Latinoamérica se sacrifican más animales de compañía por problemas conductuales, no previstos ni manejados con información y acción suficientes por parte de los dueños, que por consecuencias médico veterinarias. Esto no supone una falla en los animales, sino una tremenda falta de conciencia y sentido de la consecuencia en las personas.

Muchos son los síntomas de este trastorno.Algunos de ellos se contraponen de caso en caso. La mayoría de ellos, si se les deja ser, afectan seriamente la salud del animal y severamente el patrimonio y relaciones sociales e interpersonales de la familia humana del ejemplar.

¿Qué podemos pensar de un perro que ha perdido el apetito? Este mismo perro ladra por horas y se dedica a la destrucción sistemática de su hábitat hasta que su dueño regresa. Hacer esto en su ámbito salvaje o feral haría que los depredadores lo ubiquen en 5 minutos, pues además del ruido, defeca y orina por doquier, su aroma vuela y todo el cuadro es como un faro que dice dónde esté este animal !a todo el orbe!



Este perro ha anulado el comportamiento básico de supervivencia…¿Será que desea ser victimizado?

Él ha olvidado que puede serlo o, como en todo trastorno contradictorio, está pidiendo a gritos no serlo.

¿Porqué?

Principalmente porque le ha sido anulado el privilegio de realizar actividades propias de su especie, como la auto recompensa al perseguir, cazar y comer a su presa, pues el satisfactor básico de la alimentación le es dado. También se les ha negado la pulsión y el deseo de migración , pues tristemente,( quizá) puedan sólo trasladarse unos cuantos metros en un pequeño departamento y qizá no haya paseo tampoco hoy…

Los tratamos como a niños modernos,pues fomentamos en ellos la vida sedentaria...pero sin X-BOX u otros satisfactores intelectuales no propias de su especie.

Es por ellos que algunos zooólogos y biólogos, teóricos del comportamiento canino, citan nuestra relación con los cánidos como ¨parásita¨ a la sociedad humana, pues según ellos, aparentemente el beneficio no es mutuo.

Otros pensamos que el mutualismo es la base de las relaciones humanas con los animales de compañía, en especial, con los perros. Una relación en la que ambos nos sentimos recompensados y empáticos con el otro.

Desafortunadamente, el humanizar a los animales sin ¨animalizarnos¨, al tener conciencia de la especie y sus necesidades intrínsecas, es una inclinación desfavorable con ellos muy frecuente en esta balanza. Así, terminamos por hacer de ¨nuestros¨ animales unos individuos dependientes en todo lo rpáctico, llenos de trastornos que hacen sospechar que ¨algo estamos haciendo mal¨.

La ansiedad de la separación es el cuadro etológico de muchos perros del orbe moderno. Y es causado principalmente por la falta de atención o atención mal enfocada del dueño hacia el animal.

En la vida cotidiana de las ciudades los perros de la casa , muchas veces , se ven obligados a vivir en espacios reducidos, con muy baja estimulación, poca profundidad de campo, escasa sociabilización, bajo nivel de ejercicio y estimulación sensorial.

Otros perros, los más, viven en el estrés perpetuo y en la incertidumbre de la proveduría diaria y la inseguridad de la calle o las barrancas, que si bien son condiciones que también sobre llevaron sus ancestros en la vida salvaje, en aquella, al menos, contaban con la protección del número de individuos de una jauría fuerte, formada por animales ecogidos por la propia fortaleza, sin intervención del hombrte y sus dádivas y con depredadores que no los superaban en cantidad de individuos.

Pero en este ámbito citadino el hombre es mayoría, y sus intenciones para con los perros de la calle, en mayor medida, no son nada buenas.

En las zonas marginadas donde habitan los perros de nadie, la agresión territorial y la defensiva, ambas derivadas del miedo, prevalece como un mantra.

Los primeros, los perros en casa, son cautivos en su encierro y encuentran desfogue de sus energías en conductas anómalas como las estereotipias y las compulsivas. Estas pueden ser fisiopatológicas ( consecuentes de un trastorno médico) o experimentales ( por ejemplo , la falta de estimulación sensorial).

Las segundas son las que correspondería al dueño prevenir directamente, pero, una vez más, debido al frenesí, ignorancia o simple falta de ética, raramente se propone remediar y es el animal quien carga con la ¿responsabilidad?(Muchos dueños piensan que esta vendrá de la nada...) de adecuarse, según un cúmulo de señales, erradas unas, equivocadas las más y malintencionadas otras, dadas a este grupo social al que lo hemos invitado a pertenecer al nuestro hace 15 mil años.

Al no tener salidas energéticas, la extinción de la ansiedad se da, entonces, a través de morder las patas del comedor o perseguirse la propia cola.

Los trastornos entonces pueden tornarse estereotípicos, es decir pautados por conductas invariables, repetitivas o constantes y que no tienen función aparente, y los compulsivos, es decir que , una vez puesto el animal en un punto de conflicto, el estado de estrés detona la conducta y el animal, si el trastorno no es corregido, el animal pierde el control para iniciarla o terminarla.

Además en estas categorías también entran las conductas de desviación contradictoria, conductas neuróticas, lamedura de las extremidades y las actividades vacías)Como ladrarle a la pared o a las sombras).

Todas estas conductas debes ser evaluadas cuidadosamente en lo individual y tomando muy en cuenta la relación del animal de compañía con su grupo social y con el entorno y la capacidad (y voluntad)de los humanos para poner en práctica el tratamiento etológico.

Es importante puntualizar que no todas estas conductas requieren terapia farmacológica, al menos que la conducta citada suponga un riesgo de seguridad y salud para el animal o si atenta severamente contra el dueño (y sus bienes).

La reducción del estrés es primordial para ayudar a estos animales sufrientes a adecuarse a su entorno.

El vacío y la necesidad de estimulo puede llevar a un animal de compañía a la depresión y a graves actividades psicógenas.


Por ello es muy importante que en la práctica de la clínica veterinaria, nos preparemos para dar a los dueños de animales de compañía los mejores fundamentos para que tomen plena conciencia y co-responsabilidad, es decir, sepan responder adecuadamente y con la mejor información, a la propia naturaleza de la especie invitada a ser parte de la familia.

(C) Penélope Hoyo H. Etóloga canina familiar. Septiembre 2008.